Cambios Las dos horas que un día nos da, el atardecer y el amanecer, si los dos momentos en que nos enfrentamos cara a cara con un nuevo comienzo o un final no nos asustan, entonces el cambio no debe hacerse.
Las dos horas que un día nos da, el atardecer y el amanecer, si los dos momentos en que nos enfrentamos cara a cara con un nuevo comienzo o un final no nos asustan, entonces el cambio no debe hacerse.